La obesidad en las mascotas, debe ser controlada


Más del 50 por ciento de los perros y gatos sufren de obesidad con consecuencias que pueden ser fatales porque la acumulación de grasa origina graves problemas de salud.

Una mascota obesa es más propensa a sufrir múltiples complicaciones como enfermedades cardíacas, problemas de piel, dificultades respiratorias, artritis, diabetes entre otros males.


El cachorro y la alimentación

No es aconsejable darle las sobras de la comida a la mascota porque a la larga podría convertirse en un problema de obesidad.

El sobrepeso tiene que ver con una excesiva ración de comida diaria sumado a una escasa o nula actividad física. Aunque en ocasiones, es posible que se deba a dificultades de tipo endocrino.


El ejercicio

El ejercicio es básico para mantener a una mascota sana. Es favorable que los propietarios saquen a pasear a sus engreídos porque el sedentarismo puede colaborar en que el animal desarrolle obesidad.


Elimine las golosinas

A un perro obeso se le debe reducir la ración en un 60% o 75% de su consumo normal, aunque es aconsejable que sea el veterinario el que estipule esa cantidad.

Evite alimentar a su mascota con dietas ricas en grasas. Si tiene sobrepeso, es preferible que tome alimento seco para animales. No le de ningún tipo de golosinas, galletas, helados, tortas, pasteles, etc.




Saludables sonrisas gatunas y perrunas

El cuidado dental en los humanos es un tema bastante delicado. Invertimos tiempo y dinero en nuestros dientes para que nuestra sonrisa refleje salud y belleza, además de evitar el mal aliento y dolores.

Sin embargo muchas veces no tomamos en cuenta que todos los seres vivos, sobre todo los carnívoros, necesitan una chequeadita dental. Sí, así como usted cuando se alimenta debe acudir como mínimo tres veces al día - luego de cada comida- a cepillarse los dientes, su mascota también lo requiere. Las mascotas no sonríen, pero igual la salud dental en ellos es un tema de cuidado.

Si se trata de perritos o gatitos el proceso es más sencillo, a estas mascotas es mucho más fácil acostumbrarlas a que cada cierto tiempo sus dientes deben ser cepillados, es más, la sensación de alivio que viene luego de la limpieza dental les ayudará a adaptarse mucho más rápido a este proceso.

Nadie dice que esto será fácil, sin embargo los beneficios son múltiples. Evitará la formación de placa y sarro en los dientes del animalito, además que sus encías también estarán saludables.

Recuerde, su mascota no sabrá expresarle su dolor, es usted quien debe interpretarlo, y si el aseo dental es una constante en su mascota, sus dientes será un tema a descartar cuando analice cual es el mal que aqueja a su engreído.

Debe tomar en cuenta que este problema es menos probable en los animalitos que son alimentados con comida concentrada especializada para ellos, pero es uno enorme para las mascotas que reciben nutrientes a través de la comida casera. Que sea un integrante más de la familia no significa que deban alimentarse de la misma olla.

Está comprobado que el alimento concentrado para mascotas cumple la función de su diseño, es decir, los residuos son eliminados fácilmente y no se quedan entre los espacios de los dientes de los animalitos.

Esto no implica que no se cepille los dientes, sólo hará mucho más fácil el mantenimiento de la salud de su dentadura y también el proceso de limpieza.

Lo ideal es que usted dedique tiempo, desde que su animalito es muy pequeño, a su limpieza dental diaria (una vez cada día). Es conveniente que su mascota relacione la limpieza a algún premio, por ejemplo, una paseadita por el parque luego de la limpieza dental no estaría mal, como es evidente no puede premiarlo con alimentos luego del cepillado.

Recuerde, cualquier duda acuda a su médico veterinario de confianza y no olvide consultar por la salud dental de su mascota cada vez que esta visita al especialista.


Principales Cuidados del Perro

Como norma general, es conveniente procurar que exista regularidad en todo lo que tiene que ver con el perro: comidas, ejercicios, horas de sueño, costumbres diarias, etc. El animal tiene tolerancia a las alteraciones de la rutina, pero si son excesivas, o nunca hay una rutina, vivirá en un estado de tensión permanente, que acusa en su salud.

El control veterinario.- Si se ha adquirido el cachorro de un criador reconocido oficialmente, o de una tienda de animales de cierto prestigio, lo más probable es que ya haya recibido su primer lote de vacunas y esté sano. En el caso de que se haya recogido de la calle, regalado por un amigo, o comprado a un particular, lo primero que se ha de hacer es llevarlo al veterinario.



En los primeros meses de vida hay que administrarle una serie de vacunas cuya naturaleza y periodicidad determinará el veterinario; y en cuanto cumpla el primer año hay que inmunizarle contra la rabia; y a partir de ahí, una revacunación anual. En ningún caso hay que olvidarse de hacerlo puesto que, además de ser obligatorio por ley, la rabia es una enfermedad mortal y susceptible de contagiarse a las personas.

Además de la vacunación, no está de más aprovechar la visita anual para hacer al perro una revisión general con el fin de prevenir cualquier incidente.

Parásitos internos.- Comúnmente se conocen como lombrices. Desparasitar al perro es una operación necesaria antes de la vacunación y para la cual el veterinario facilitará la información adecuada en cuanto a cuándo ha de hacerse y con qué medicamento.


En cualquier caso, si el dueño ve señales de lombrices (sobre todo en las heces), hay que extremar las medidas de higiene como: recoger siempre las deposiciones del perro para evitar contagios a otros animales, lavarse las manos después de un contacto prolongado con el animal, evitar su saliva, que puede transportar gérmenes; y mantener al perro alejado de otros animales.
Parásitos externos.- Como regla general, y a nivel preventivo, se pueden resumir los cuidados en lo siguiente: uso de collares antiparásitos, mantener limpio el entorno del perro, cepillarle el pelo con frecuencia y usar después algún spray insecticida. También es muy importante la observación del animal; vigilando si se rasca demasiado; si se le cae el pelo; si tiene lesiones en la piel o si tiene garrapatas.

Los parásitos más habituales son las pulgas, las garrapatas, que son muy peligrosas porque pueden transmitir al perro la piroplasmosis y llegan a tener el tamaño de un guisante; y los piojos, que chupan la sangre del animal y anidan sobre su pelo pudiendo causar lesiones cutáneas de gravedad y en los cachorros una anemia grave y agotamiento del organismo, a veces con consecuencias fatales.